Entorno Natural

Esta ciudad pacense tiene una larga tradición musical, como atestiguan sus fiestas populares, pero también cuenta con una extensa tierra fértil arcillosa.

Habitada desde la Prehistoria, fue a partir de la época de los Reyes Católicos cuando Villafranca de los Barros experimentó su mayor desarrollo. Y en el siglo XVIII, comenzó a erigirse en una de las principales productoras de vino de la región. Hoy día sigue siéndolo, ahora bajo la denominación de origen Ribera del Guadiana.

El paisaje que encontramos es único; una llanura rojiza inmensa que se rompe allá por el horizonte en las sierras de Hornachos. Parece como si la retícula y ordenación de las viñas y olivos hubiese traspasado a la configuración del núcleo urbano con calles largas y anchas que se entrecruzan, animadas por jardines, paseos y plazas que invitan al descanso.

Sorprenderá la extensión que ocupa el municipio con un área de 102km2 y cuenta con una población de unos 12.600 habitantes. Comprobadas las favorables condiciones topográficas y edafológicas de la zona para el aprovechamiento agrícola, hemos de señalar que actualmente los cultivos predominantes son la vid y el olivar; en segundo término, se encuentran los cereales.

El paisaje agrícola actual no debió corresponderse con el de época romana; en este período, el cultivo cerealístico debió de ser casi exclusivo, teniendo en cuenta que la mayor parte del viñedo actual corresponde a la actual centuria.

Además, podemos encontrar otras especies vegetales: Encinas, herbazal, matorral, minería, escombreras, y vertederos, sin olvidarnos de los bosques ribereños. 

Respecto a la fauna, cabe destacar la importante comunidad ornitológica. Entre las aves, podemos mencionar las rapaces, como la avutarda, aguilucho, cárabo común, la golondrina, la lechuza, el jilguero, mirlo, sisón, tórtola, mochuelo común…

No podemos olvidarnos de los mamíferos más habituales en nuestra zona como el zorro, erizo, conejo, gineta, nutria europea, murciélago común, turón.

En Villafranca de Los Barros existe la organización Amus (Acción por el mundo salvaje) con el objetivo de asegurar el estado de conservación de las especies y hábitats naturales. Está formada por un equipo de técnicos especializados en programas de conservación y recuperación de especies.

Los proyectos generalmente poseen un perfil interinstitucional reflejando un buscado carácter de cooperación con entidades, centros de investigación, universidades y expertos de distintos países.